
Todo sucedió muy rápido. Apenas se había sentado la gente cuando el Atleti empezó a dispararse en el pie como si fuera de otro. A los 6 minutos, Moyá y Miranda acudieron a la vez a por un pelotazo a ninguna parte de Mustafi. Lo que sucedió allí sólo lo saben ellos, pero el aviso del portero o no existió o se lo llevó el viento y el central metió la cabeza donde no debía dando lugar a un autogol absurdo. El Valencia olió la sangre y se lanzó a degüello.
Apenas un minuto después, fue André Gomes el que hurgó en la herida de Miranda con una delicatessen cruel. Primero le ganó el salto y, después de que Alcácer le devolviera de tacón la pared, le quebró sin piedad dentro del área antes de agradecer a Moyá el regalo de su palo. Golazo. Y no había acabado el castigo para el Atleti. Aún le faltaba el dolor de ser disparado con su propia arma. Córner de Piatti yOtamendi, imperial toda la tarde, cabecea a bocajarro tras una perfecta maniobra de despiste. Si el Atleti pensaba usar la excusa del cansancio por el escaso respiro tras la Juve, el Valencia le desmontó la historia en un suspiro: lo que le falló no fue el físico, fue la cabeza.
Con 3-0 en el minuto 14, era grande la tentación de encogerse, lamerse las heridas y minimizar el daño, pero rendirse no está en el carácter del Atleti. Al menos en el de Tiago y Koke, que levantaron a pulso a su equipo, encerrando al Valencia que, de golpe, se mostró inquieto. Una gran maniobra con disparo lejano del portugués provocó el despeje forzado de Alves que remachó Mandzukic a la red: 3-1 y una hora por delante. Había partido.
Durante un cuarto de hora, el Valencia se vio agobiado, con Parejo desconectado y Otamendi resolviendo problemas a destajo,todo fue un espejismo .Este Valencia va muy en serio!
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